jueves, 30 de abril de 2009

Oda a la bicicleta



Oda a la bicicleta

Pablo Neruda

Iba
Por el camino
Crepitante:
El sol se desgranaba
Como maíz ardiendo
Y era
La tierra
Calurosa
Un infinito círculo
Con cielo arriba
Azul, deshabitado.

Pasaron
Junto a mí
Las bicicletas,
Los únicos
Insectos
De aquel
Minuto
Seco del verano,
Sigilosas,
Veloces,
Transparentes:
Me parecieron
Sólo
Movimientos del aire.

Obreros y muchachas
A las fábricas
Iban
Entregando
Los ojos
Al verano,
Las cabezas al cielo
Sentados
En los
Élitros
De las vertiginosas
Bicicletas
Que silbaban
Cruzando
Puentes, rosales, zarza
Y mediodía.

Pensé en la tarde cuando
Los muchachos
Se laven,
Canten, coman, levanten
Una copa
De vino
En honor
Del amor
Y de la vida,
Y a la puerta
Esperando
La bicicleta
Inmóvil
Porque
Sólo
De movimiento fue su alma
Y allí caída
No es
Insecto transparente
Que recorre
El verano,
Sino
Esqueleto
Frío
Que sólo
Recupera
Un cuerpo errante
Con la urgencia
Y la luz,
Es decir,
Con
La
Resurrección
De cada día.

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