No lo podía creer, pero era cierto: a mi vista, el ciudadano chino Aladino Yu devoraba una ranga colorada en "La Barca", institución cochabambina ubicada en el corazón de Santa Cruz, el barrio de Siete Calles.
En efecto, Aladino Yu es chino. Habla el castellano con ese acento peculiar de los herederos de esa cultura milenaria y su pasión por la ranga boliviana es de tal magnitud que acostumbra comprar ranga para llevarle a su hijo que vive en los Estados Unidos.
Aladino Yu viaja constantemente a ver a su hijo, en realidad a toda su familia que se fue a radicar a los Estados Unidos; pero él no cambia Santa Cruz por ninguna capital del mundo. Y todas las mañanas visita "La Barca" y pide regularmente una ranga colorada, que come con deleite.
Curiosamente el dueño de "La Barca" es mi amigo y paisano Jorge Caero Soto, a quien desde chiquito le pusimos en el barrio el apodo de Chino, como firma sus graciosos artículos en el semanario Número 1, de Santa Cruz. Sólo el Chino Caero podía conseguir que un ciudadano chino se antoje ese platillo heredero de los callos madrileños, que es una de las mejores especialidades que salen de las manos de la buena y dulce esposa de mi amigo Chino.
Ver para creer: Aladino Yu me habló con gran entusiasmo. Me dijo que él llevaba regularmente ranga de "La Barca" a los Estados Unidos porque su hijo le reclamaba ese gustito. En tono divertido se quejó de que el Chino Caero no quiere darle la receta de la buena ranga, porque Aladino Yu tiene el propósito de abrir un restaurante en los Estados Unidos, cuya especialidad sea este platillo nacional que se hace con la panza de la vaca.
Por supuesto que ha intentado preparar ranga, pero su hijo, que es el mejor juez, se queja de que le sale mal, que es muy fea, que en todo caso no tiene el delicioso sabor de la ranga original que se sirve en "La Barca".
El Chino Caero lo escucha a Aladino y sonríe. Evita darle la receta de la ranga y le sugiere que se vaya al fondo, a hablar con su esposa, a ver si ella quiere revelarle este secreto de familia.
Llegué por un par de días a Santa Cruz y repetí el rito de siempre: no tendría sentido mi viaje si no visitara a mi viejo amigo de barrio, con quien literalmente me crié. En eso se me va el gusto de visitar esta noble tierra donde por primera vez vi un chino que comía ranga ranga.
¿Por qué se llama Aladino? Porque tenía una tienda que se llamaba así. Le añadió su apellido Yu y ese es ahora su nombre oficial.
En Cochabamba hay un silpancho muy interesante que prepara un chino que tiene fotografías con Maradona, porque es su fan. Me llamó la atención ver una mesa de chinos comiendo silpancho, y más aún el comentario del dueño del local que pensaba exportar este platillo cochabambino a China Continental. Pero ver a un chino comiendo ranga ranga, batió todas las expectativas que tenía de ver cosas extrañas en este mundo.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
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