Cada 14 de septiembre solemos recordar una frase pronunciada en Buenos Aires: "América será libre porque Cochabamba quiere que lo sea". Pero no tenemos igual memoria para registrar un acontecimiento que ha proyectado la imagen de nuestro Departamento a los cinco continentes. Hablo de la "guerra del agua", en abril de 2000.
El proceso es un buen caso de estudio, pues ha sido considerado por la comunidad internacional antineoliberal como un éxito en la historia de la privatización del agua. Las imágenes de la guerra del agua fueron difundidas en todo el mundo y en muchas universidades de los cinco continentes los profesores cuentan la historia de la guerra del agua.
La victoria del David local contra el Goliat transnacional se irradió en el mundo y multiplicó las demandas ciudadanas contra los negocios del agua en manos de las corporaciones. Aguas del Tunari fue constituida con un capital de 10 millones de dólares aportados por sus accionistas (Bechtel, Abengoa y los socios bolivianos); pero pronto devolvió el 90% del capital a los accionistas y sólo invirtió en Bolivia 1 millón de dólares. No obstante, en su demanda ante el CIADI (tribunal establecido por el Banco Mundial para fallar en estos casos) presentada en noviembre de 2002, Bechtel y Abengoa pidieron al Estado boliviano una indemnización de 50 millones de dólares.
En abril de 2000, más de 500 personas mandaron mensajes por Internet a la corporación Bechtel demandando el retiro del Aguas del Tunari de Bolivia. Ciudadanos de San Francisco, EE.UU., manifestaron su apoyo a la causa frente a la sede de Bechtel. En julio de 2002 el Comité de Supervisión de la ciudad de San Francisco exigió a Aguas del Tunari que retire su demanda ante el CIADI. En septiembre del mismo año, quince personas fueron detenidas durante una manifestación que bloqueaba la entrada a las oficinas principales de Bechtel en San Francisco; simultáneamente, 300 organizaciones de 43 países firmaron una petición internacional al Banco Mundial, exigiendo que el juicio de Bechtel a Bolivia sea abierto y transparente a la opinión pública.
Los actos de solidaridad internacional consiguieron, en cuatro años, que Aguas del Tunari, Bechtel y Abengoa retiraran sus demandas de indemnización por un pago simbólico de 2 bolivianos (30 centavos de dólar). Por fin, el 19 de enero de 2006 la causa se cerró y el pueblo cochabambino consolidó su victoria en la guerra del agua.
Entre diciembre de 2004 y enero de 2005, 300 personas enviaron mensajes por Internet a la empresa española Abengoa, que tiene 25% de las acciones del Aguas del Tunari. En Holanda, los activistas pusieron un letrero en la calle de las oficinas de Bechtel que dice: "Calle Víctor Hugo Daza (murió en la Guerra del Agua; tenía 17 años)".
Varios artículos sobre la guerra del agua fueron difundidos por el The New York Times, The New Yorker, The San Francisco Chronicle y Public Broadcasting System (PBS; y se elaboraron documentales sobre la Bechtel, como Thirst (Sed) y The Corporation (La Empresa).
El pueblo de Cochabamba demostró a los movimientos sociales en el mundo que se puede vencer a las corporaciones más poderosas uniendo los movimientos locales con la solidaridad ciudadana internacional.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
¿Por qué será que después de muerto Cristo recién se hace famoso años o siglos después? porque las personas como ud. encontraron una forma de sacarle ganancias a su vida y obra y les conviene ser "cristianos". ¿Dónde estaba ud. cuando ocurrió ese hecho? ¿Por qué habla tan bonito de algo en lo que ud. no creyó ni cree (a menos que le convenga)? y si aún se considera tan creyente ¿Por que no desvela la verdad más profunda revelando los tratados ocultos y los nombres implicados (ya que su partido estaba en gobierno)? y si tiene algo de descencia ahora q esta cerca su muerte y Dios lo va a juzgar finalmente... pues no borre este comentario y reflexione en el.
Publicar un comentario